Una de las complicaciones de la diabetes es el daño neurológico que provoca. Si el azúcar en la sangre no está controlado y se mantiene en niveles altos mientras disminuye el flujo sanguíneo, los nervios se van afectando. Los síntomas pueden aparecer mucho después del diagnóstico de la diabetes y dependen de los tipos de nervios afectados.
El dolor generalmente empieza en piernas y pies ya que son los nervios de estas zonas los que primero sufren los efectos. Se siente un hormigueo en los dedos, ardor y dolor profundo en los pies, puede afectar también a los dedos de las manos. Con el tiempo, se pierde la sensibilidad en las partes afectadas y la piel será insensible, por lo que la persona no siente si se hace daño, se corta o quema. Si el pie sufre un corte, puede ser que el paciente no se de cuenta y no sane por mucho tiempo, por lo que es muy importante revisarse los pies frecuentemente para evitar una amputación.
El dolor neuropático puede provocar sensaciones de dolor profundo por estímulos mínimos, como el contacto con la ropa, una caricia, una palmada en la espalda o un abrazo. Este dolor no desaparece con analgésicos, se debe tratar con medicamentos especializados que impidan que los nervios manden al cerebro la señal de dolor. Las personas, al padecer estos síntomas pueden no consultar con su médico y tratar de aliviarlos con medicamentos comunes, pero esto alargará el padecimiento, por lo que es importante visitar al médico especialista.
El dolor puede ser tan intenso que la persona puede sentirse sin ánimos de hacer ninguna actividad. Cualquier movimiento le puede costar mucho y las cosas cotidianas empiezan a parecer imposibles. La calidad de vida de quien sufre dolor neuropático por diabetes se afecta y puede evitar cualquier tipo de relación social o trabajo para evitar sentir o exacerbar ese dolor.