La enfermedad renal o nefropatía es común en las personas que sufren de diabetes; se cree que afecta al 20 o 40% de personas con esa enfermedad. Las personas con diabetes tipo 1 son más propensas a tener la enfermedad renal terminal con consecuencias graves. Se desconoce la razón exacta por la cuál los riñones se ven tan afectados, pero se cree que el alto nivel de azúcar en la sangre y la presión alta, puede impedir que estos órganos eliminen desechos del cuerpo normalmente.
Cada riñón tiene pequeños conductos llamados nefronas que funcionan como filtros de la sangre, ayudan a mantener balanceado el nivel de líquido del cuerpo y eliminan lo que no le sirve al cuerpo. Cuando se tiene diabetes, las nefronas se engrosan y se cicatrizan y disminuyen su capacidad de funcionamiento, dejando pasar una proteína llamada albúmina, a la orina. Las personas, pueden no darse cuenta que esto está sucediendo ya que se demora en provocar síntomas.
Hay algunos factores que aumentan la probabilidad de tener la enfermedad renal como no tener controlado el azúcar en la sangre, tener alta presión arterial, diabetes 1 antes de los 20 años, fumar o ser de origen hispano, indígena o afroamericano. Los síntomas no son específicos, pero si se tiene diabetes y hay retención de líquidos, es importante visitar al médico cuanto antes. Otros síntomas, después de que la enfermedad ha avanzado, pueden ser:
- Fatiga durante todo el día.
- Malestar general.
- Dolor de cabeza.
- Nauseas y vómito.
- Inapetencia.
- Hinchazón de piernas.
- Picazón en las pies.
- Tener infecciones en las vías urinarias frecuentemente.
Cuando existe diabetes, es importante hacerse exámenes de orina a menudo para detectar a tiempo si hay presencia de proteína y tomar las precauciones necesarias. El control de la presión arterial es sumamente importante ya que si aumenta, así sea levemente, puede provocar un rápido avance de la nefropatía hasta un caso terminal que obligue a someterse a la persona a diálisis o incluso a un transplante de riñón.
Para prevenir esta enfermedad, es primordial que exista un cuidado propio. Se debe bajar de peso, comer el mínimo de sal, evitar las bebidas alcohólicas y hacer ejercicio regularmente. Además, el médico puede sugerir una dieta baja en proteína para proteger los riñones. La nefropatía no tiene cura y el tratamiento se enfoca en demorar o detener su avance. El éxito de esto, depende de en qué etapa se haya diagnosticado la enfermedad y el seguimiento del tratamiento recomendado por el médico al pie de la letra. Si se llega a tener insuficiencia renal terminal, la calidad de vida disminuye y los riesgos a la vida son muy altos.