El cerebro, para funcionar bien, debe ser irrigado por sus vasos sanguíneos continuamente. Cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene, ocurre un accidente cerebrovascular o ataque cerebral. Si por varios segundos, el cerebro no recibe sangre, las células mueren causando daño permanente.
El flujo sanguíneo puede detenerse por dos principales motivos: por un bloqueo con un coágulo de sangre o por vasos sanguineos muy angostos, que se conoce como isquémico o por una ruptura de un vaso que permite que la sangre se riegue por todo el cerebro y se conoce como accidente cerebrovascular hemorrágico.
En el caso del ACV isquémico, el coágulo se puede venir de otra parte del cuerpo y trasladarse al cerebro y producir una embolia cerebral o el coágulo se puede formar en una arteria muy estrecha y producir un ACV trombótico. Cuando ocurre un ACV hemorrágico, lo más probable es que los vasos sanguíneos se hayan debilitado con el tiempo hasta romperse, sobretodo cuando hay defectos congénitos de formación de venas o cuando hay un aneurisma. Este tipo de ACV también puede ser provocado por una presión arterial alta o el consumo de anticoagulantes.
Los principales factores de riesgo que pueden provocar un ACV pueden ser:
- Presión arterial alta.
- Diabetes.
- Colesterol alto.
- Frecuencia cardíaca irregular.
- Tener más de 55 años.
- Mala circulación en piernas por estrechamiento de arterias.
- Tabaquismo.
- Dieta alta en grasa.
- Mujeres que toman píldoras anticonceptivas.
- Mujeres que toman terapia de reemplazo hormonal.
En algunos casos, el accidente cerebrovascular no presenta síntomas, pero si sientes esto o conoces a alguien que los tiene, se debe llamar inmediatamente al médico:
- Súbito adormecimiento de un lado de la cara, brazo o pierna.
- Súbita confusión o dificultad para hablar.
- Súbita incapacidad para ver con un ojo.
- Dificultad para caminar, mareo, falta de coordinación.
- Dolor de cabeza repentino y severo.
Este problema es una emergencia y mientras antes se pueda atender al paciente, menor será el daño que se provoque en el cerebro. Los problemas para hablar o pensar mejorarán con el paso del tiempo, pero se requiere de un control médico frecuente para evitar que vuelva a ocurrir. El derrame cerebral o ACV es la tercera causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares y de todas las formas de cáncer en el mundo.