Al llegar diciembre, la rutina familiar y laboral cambia, se convierte en un ajetreo diario, inciert0 y con esto, el estrés aumenta. El tiempo se vuelve escaso ya que no solo se debe cumplir normalmente en el trabajo, si no también participar en eventos sociales que involucran a la familia y a los amigos y estos acontecimientos abruman a algunas personas causando depresión.
Todo esto, hace que tengamos menos tiempo para cuidarnos de nosotros mismos, ya que por cumplir con compromisos, dejamos de comer bien, dejamos el ejercicio, dormimos menos y no paramos ningún momento para descansar. Si además, hemos pasado por épocas difíciles perdiendo a alguien querido, viviendo una separación sentimental o un despido del trabajo, todo parecerá más difícil de soportar.
Los desencadenantes principales que provocan la depresión son el dinero, el estado de las relaciones interpersonales y las demandas físicas que cada persona tiene. Por eso es importante ponerse prioridades durante estas fechas y no desechar los hábitos saludables. Aquí algunas recomendaciones:
Establecer un presupuesto: Las promociones de compre ahora y pague después no son siempre una buena idea. Endeudarse para quedar bien con todo el mundo, solo generará ansiedad. Es mejor tener un presupuesto y respetarlo al máximo, para que llegue enero con tranquilidad.
La planificación es la base de la tranquilidad: Tener una lista de cosas que se deben realizar, horarios, pedir ayuda cuando se necesite y calcular el tiempo de traslado de un lugar a otro. Con esto, si hay eventos inesperados o a los que simplemente no se llegará, pues es mejor decir que no. Dentro de la planificación debemos incluir tiempo para descanso y no renunciar a él por ningún motivo.
Cuidado con el alcohol y el exceso de comida: El alcohol es un gran depresor y al abusar de él en esta época no ayudamos al cuerpo a prevenir el estrés o ansiedad. La comida debe ser balanceada y se debe controlar la cantidad que se ingiere para mantener el cuerpo saludable. No se debe dejar la actividad física de lado. Elegir caminar, en lugar de usar el auto, no solo mejorará nuestra salud mental si no que también nos ahorrará un mal rato en el tráfico.
Tomar consciencia de los sentimientos: Si se ha pasado por meses tristes, enfrentar esos sentimientos será mejor que ocultarlos y reprimirlos para otro momento. Las fiestas no son momentos felices para todo el mundo y es más saludable expresar lo que realmente se siente.
Pedir y buscar ayuda: Si es que regularmente esta época empeora los estados de depresión de una persona, es mejor darse tiempo para la terapia. Así será más fácil sobrellevar cualquier evento que se presente durante las fiestas.
Evita los conflictos familiares: Si sabes que hay miembros de tu familia con los que existen roces y que por algún motivo no los puedes evitar, lo mejor será optar por ser diplomático. No pelees, no hagas problemas, que después desaten estados de angustia. Te sentirás mejor si evitas los conflictos.
Se realista: No todo saldrá bien. No todo será como esperas que sea, pero puedes disfrutarlas de todas maneras. Si no puedes ver a gente querida, busca otras formas de comunicarte, si no puedes dar regalos a todo el mundo, haz detalles pequeños por ellos, lo importante será conectarte con las personas que realmente hacen tu vida mejor.
Las fiestas no son algo que se debe temer. Es importante tener un buen ánimo y disposición para dejar que las cosas pasen sin mayor angustia y que lo que planifiques se pueda cumplir aunque sin ser rígidos. Debemos aceptar que no tendremos el control todo el tiempo y que los sentimientos no son para siempre. Nuestros mejores deseos en estas fiestas.