En los últimos años, ha aumentado el hábito de la automedicación. Esta práctica es muy peligrosa ya que puede ayudar a eliminar síntomas, pero no la enfermedad o condición que los está produciendo, de esta manera se esconde una amenaza a nuestra salud. Muchas personas deciden utilizar medicamentos que alguna vez su doctor les recetó para ciertos síntomas, pero estos pueden ser los equivocados o se puede haber creado resistencia hacia sus efectos.
Uno de los problemas de la automedicación es que si se toman varios medicamentos al mismo tiempo, pueden interactuar entre sí, produciendo efectos negativos. Por otro lado, las dosis, al no ser las adecuadas, pueden no ser eficientes o si son excesivas, provocar una intoxicación. En el caso de algunos fármacos, pueden provocar adicción y afectar a largo plazo a la persona.
Los antibióticos, por su parte, son muy eficaces para tratar bacterias, pero en caso de abusar de ellos, los microorganismos pueden crear resistencia y hacerse inmunes al medicamento e incluso provocar nuevas enfermedades.
Si bien, algunos medicamentos para el dolor o la fiebre, si es por corto tiempo, pueden no requerir indicaciones médicas, si estos se toman por largo tiempo pueden producir daños al riñón o al aparato digestivo.
Es importante la visita al médico para tener un diagnóstico real de los síntomas que se presentan y un tratamiento con dosis adecuadas en un tiempo determinado. Nada puede reemplazar la recomendación de un profesional para mejorar y mantener nuestra salud.