El sudor, permite al cuerpo regular su temperatura. Es completamente natural sudar cuando sube la temperatura ambiental, cuando una persona se ejercita o cuando alguien se siente ansioso o nervioso. Sin embargo, algunas personas sudan sin tener ninguno de estos desencadenantes, incluso cuando la temperatura es baja o se está en completo reposo. Esta sudoración excesiva es incontrolable e impredecible y aunque no tiene riesgos graves, es muy molesta para quien la sufre, dificultando sus relaciones interpersonales.
Se cree que las personas que sufre de hiperhidrosis, tienen glándulas sudoríparas demasiado activas. Afecta principalmente manos, pies y axilas y no se sabe la causa concreta. Se presenta generalmente entre los 25 y 64 años y en un 40% de los casos, algún familiar también padece este problema, por lo que podría ser hereditario. Existen diferentes grados, que varían en cantidad e interferencia en la vida diaria:
- Grado I: No se nota y la persona puede hacer su vida normalmente.
- Grado II: La sudoración es tolerable, pero a veces la persona debe interruptir su vida normal.
- Grado III: La sudoración no se puede disimular e interfiere con la vida diaria.
- Grado IV: La persona no puede tener una vida diaria normal por el exceso de sudoración.
La mayoría de personas que sufren de este problema, no consultan con un especialista y tratan de esconderlo evitando el contacto físico con otras personas, limitan su movimiento físico para que no se vea la sudoración en axilas, se cambian de ropa varias veces al día o usan varias prendas que ayuden a absorver el sudor.
La hiperhidrosis puede ser primaria cuando es localizada y sin causa conocida o secundaria cuando es generalizada y es un efecto de algún tratamiento médico o enfermedades relacionadas a la tiroides, tumores o intoxicaciones. Los tratamientos varían según la causa y la intensidad del sudor, pero pueden incluir la aplicación de antitranspirantes, que son más fuertes que los desodorantes comunes ya que contienen sales de aluminio que bloquean los poros de las glándulas sudoríparas y deben ser recomendados por un médico. Estos, funcionan en casos más leves. Para casos más graves, el médico puede recomendar tratamientos con electrodos, cirugías e incluso la aplicación de toxinas.
En caso de sufrirla, es importante tomar en cuenta estas recomendaciones:
- No lavarse las manos en exceso: La sudoración excesiva favorece la resequedad de las manos y puede empeorar con el uso continuo de jabón.
- Usar plantillas de gran absorción: Para los zapatos y evitar molestias al caminar, es una buena idea adquirirlas.
- Usar ropa de algodón para mantener una buena ventilación de la piel y evitar las prendas de telas sintéticas.
- Practicar técnicas de relajación: Las personas que sufren hiperhidrosis tienden a angustiarse cuando empiezan a sudar y eso hace que el mismo sudor sea más profuso. Aprende maneras de controlar el estrés.
- Reduce el consumo de picantes, cafeína o alcohol, que favorecen el sudor.
- Visita a un médico ya que esta condición puede ser controlada.
La hiperhidrosis favorece la aparición de otras enfermedades de la piel como dermatitis atópica, eczema, verrugas, hongos y foliculitis, por lo que es importante que busques un tratamiento con tu médico.