Las personas que tienen diabetes están expuestas a algunas complicaciones que se dividen entre agudas y crónicas. Las complicaciones agudas, aparecen muy rápido y pueden constituir una amenaza para la vida de la persona, para buena suerte, también desaparecen pronto si es que el paciente sabe cómo reaccionar.
Las complicaciones agudas aparecen cuando hay alta concentración de azúcar en la sangre, llamado hiperglucemia y cuando hay una baja cantidad de azúcar, llamado hipoglucemia.
La hipoglucemia sucede cuando el cerebro y el cuerpo no recibe suficiente azúcar y es importante conocer los primeros síntomas. En un inicio, la persona puede sentir un aumento del ritmo cardíaco, temblor, transpiración, problemas en la visión, hambre, jaqueca y cambios de humor. Pero cuando estos síntomas se agravan y llega a haber un cambio en el comportamiento, confusión, falta de coordinación, convulsiones o desmayos, se debe tener atención médica inmediatamente.
La hipoglucemia puede ser provocada por la ingesta de alcohol, por el bajo consumo de carbohidratos, por no respetar los horarios de las comidas o saltearse una comida, por la práctica de ejercicios sin haber comido algo o por una dosis equivocada en los medicamentos regulares que toma el paciente diabético.
Para controlar la cantidad de azúcar y prevenir que esta descienda, es importante controlar con el medidor la sangre regularmente, comer fruta y si la glucosa no aumenta, ingerir algún carbohidrato.

La hiperglucemia, por otro lado, ocurre cuando hay un alto nivel de glucosa en la sangre en ayunas. Si se mantiene por largos periodos de tiempo puede ser perjudicial para la persona que sufre diabetes y provocar el bloqueo de algunas arterias con grasa en la sangre y como consecuencia hay riesgo de un ataque cardíaco. Adicionalmente, si el organismo no tiene suficiente insulina para usar el azúcar como energía, empezará a usar las grasas y esto dejará unos residuos llamados cetonas que no son tolerados por el cuerpo en grandes cantidades y son difíciles de eliminar y se puede caer en un coma diabético. Los síntomas más comunes son la sed excesiva, orinar frecuentemente, un descenso en el peso, piel seca, cansancio o debilidad. Cuando se ha agravado, la persona puede experimentar dificultad para respirar, náuseas o vómitos, boca seca.
La hiperglucemia se puede producir por un exceso de comida y poca actividad física, estrés, un resfrío. La actividad física y un buen cuidado en la alimentación, es excelente para que esto no suceda, además respetar los horarios de los medicamentos y controlar la cantidad de azúcar regularmente.
La diabetes puede tener otras complicaciones crónicas como daños en los ojos, daño a los riñones, daños en los nervios periféricos, pie diabético, problemas en la circulación y accidentes cerebrovasculares o problemas cardíacos.