La tuberculosis, aunque parecería que fuera una enfermedad del pasado, todavía existe. Hay muchos casos todavía y es la enfermedad infecciosa con más contagiados en el mundo, después del SIDA. Según la OMS, ningún país en el mundo ha podido erradicar por completo la enfermedad. Es producida por una bacteria que suele atacar a los pulmones pero también puede propagarse a otras partes del cuerpo como vejiga, columna, articulaciones o cerebro.
La bacteria que causa esta enfermedad, se disemina por el aire cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. En los lugares abiertos o espaciosos y bien ventilados, el contagio de la tuberculosis es más difícil ya que las gotitas minúsculas de saliva pueden quedar suspendidas en el aire, pero en lugares con poca ventilación y hacinamiento, el contagio es muy fácil. Es por esto, que es más común en países en vías de desarrollo, en situaciones de pobreza. Las personas con un sistema inmunitario débil son más propensas a contraer la enfermedad, aunque hayan estado expuestas por muy poco tiempo.
No toda persona que contrae la bacteria, desarrolla la enfermedad. Se cree que solamente el 10% de infectados lo hace, los demás, mantienen una infección latente que no es contagiosa. Si la tuberculosis es activa, la persona puede presentar los siguientes síntomas:
- Si la bacteria de la tuberculosis afecta las articulaciones, la persona sentirá dolor similar a la artritis.
- Si afecta los pulmones, puede presentar una tos que persiste durante semanas.
- Dolor de pecho.
- Expulsión de flema acompañada con sangre.
- Fiebre que no es tan alta y se presenta al final del día.
- Pérdida de peso.
- Sudoración nocturna.
- Fatiga y cansancio.
La tuberculosis debe ser tratada o podría ser mortal. Comúnmente se usa antibióticos por un largo periodo de tiempo para eliminar la infección, pero todo dependerá de la edad, estado de cada paciente. No se debe abandonar el tratamiento cuando la persona ya se sienta bien, si no, que se debe terminar hasta que el médico lo determine para que la enfermedad no vuelva a aparecer.
Las personas que tienen más riesgo de contraer esta enfermedad al estar en contacto con la bacteria, son los pacientes de VIH, niños menores de 5 años, las personas que fuman o abusan del alcohol o si ha tenido una tuberculosis que no se trató correctamente.
Los enfermos, para evitar el contagio, deberán toser siempre usando un pañuelo desechable y botarlo en una funda cerrada. Además, en las primeras 3 semanas, deberá permanecer en una habitación cerrada y aislada, que pueda tener ingreso de luz solar; se debe ventilar varias veces al día. Las personas que cuiden del enfermo, siempre deberán usar mascarillas y limitar el tiempo que pasan con él para evitar el riesgo. Después del periodo de aislamiento, ya no será contagioso y podrá llevar una vida normal si ya se siente bien.