En la pared interna del intestino grueso, comúnmente se desarrollan sacos o bolsas que se pueden inflamar o infectar con heces que se acumulan en esos espacios. Esta condición puede aparecer en más de 50% de la población mayor de 60 años y no se sabe cuál es su causa con certeza. La mayoría de personas que lo sufren, no presentan síntomas.
Quienes sí sufren síntomas pueden tener distensión abdominal frecuente, estreñimiento o diarrea y calambres o dolor en la parte baja del abdomen, pero pueden ser confundidos con otras enfermedades como intestino irritable o úlceras pépticas. La diverticulosis se puede transformar en diverticulitis con repercusiones más graves como sensibilidad en el lado izquierdo del abdomen bajo, fiebre, nauseas, vómitos, mareos, falta de apetito.
Hay algunos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar diverticulosis y diverticulitis:
- Medicamentos antiinflamatorios no esteroides.
- Falta de ejercicio.
- Obesidad.
- Fumar.
- Envejecimiento.
- Dieta alta en grasas animales y baja en fibra.
En algunos casos, puede haber sangrado diverticular y tener abundante sangre en las heces. De ser así, se debe acudir al médico lo antes posible ya que puede requerir atención médica inmediata.
El 25% de personas que tienen diverticulosis pueden presentar complicaciones como:
- Abscesos de pus en las bolsas.
- Obstrucción en el colon.
- Fístula.
- Peritonitis, que puede ser de alto riesgo para una persona.
Si la diverticulosis no es grave, se pueden tomar medidas desde la casa que pueden incluir descanso, tomar algunos analgésicos indicados por el médico y una dieta líquida que poco a poco vaya incluyendo sólidos. Si se han formado ya los divertículos, estos nunca desaparecerán por lo que se tendrá que tomar precauciones toda la vida.
Las personas mayores de 50 años deben tratar de prevenir esta condición haciendo algunos cambios en su estilo de vida como ejercitarse frecuentemente, consumir fibra y acompañada de mucha agua para facilitar el movimiento intestinal.