Cuando la presión arterial es alta, se conoce como hipertensión arterial. La presión se mide conociendo la fuerza que la sangre bombeada desde el corazón, ejerce contra las paredes arteriales. Notarás que al medirte la presión se darán dos números, el número superior, corresponde a la presión sistólica que representa la tensión que produce el corazón cuando bombea la sangre al cuerpo y el inferior a la presión diastólica, que representa la presión en los vasos sanguíneos entre latidos. Una presión normal es generalmente de 120/80 y una presión alta puede ser de 140/90.
Mientras una persona envejece, las paredes de los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos y provoca el aumento de la presión arterial. Las arterias expuestas a una alta presión se engrosan y dificultan el paso normal de la sangre, esto se conoce como arterioesclerosis. Adicionalmente, el alto consumo de sal, el estado de los riñones, los niveles hormonales, la obesidad, estrés, el exceso de alcohol, el consumo de anticonceptivos orales, el sedentarismo, la diabetes o el cigarrillo, pueden afectar también el cambio en la presión.
El diagnóstico es complicado ya que muchas veces la hipertensión no presenta síntomas hasta que se mide la presión en un consultorio médico o se sufre una cardiopatía o problemas renales. Una hipertensión más peligrosa, produce dolor de cabeza fuerte, náuseas, confusión, cambios en la visión y sangrado nasal.
El tratamiento es muy importante de seguir ya que ayudará a prevenir las enfermedades graves que la hipertensión desencadena. Lo primero que se deberá considerar es un estilo de vida saludable. Esto quiere decir, aumentar la cantidad de ejercicio, evitar las grasas y azúcares y estar pendiente de las calorías de manera que se controle el exceso de peso, cada 5kg menos de peso reducen la presión arterial en 2 o 10 puntos. Además, se debe dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol.
La hipertensión arterial es una enfermedad crónica y el tratamiento se debe seguir durante toda la vida. Los fármacos que el médico recomiende, se deben tomar con continuidad y requiere constancia. Muchas veces los pacientes se relajan en el tiempo ya que no tienen ningún síntoma, pero aumenta la probabilidad de enfermedades cardiovasculares.
Las personas que sufren de hipertensión deben medirse la presión todos los días, una vez en la noche y otra en la mañana. Se debe tomar una vez que la persona esté en reposo algunos minutos, sin cruzar las piernas, la espalda apoyada en una silla y el brazo apoyado en la mesa. Es importante anotar los resultados diarios para que el médico pueda hacer un buen seguimiento de la presión y su tratamiento.