Se trata de un dolor en la parte superior media del estómago o abdomen superior, que puede ser persistente o podría desaparecer en ocasiones. Está presente en personas de cualquier edad y género. Además del dolor, puede haber hinchazón, acidez, gases y dificultad para digerir los alimentos.
Datos y cifras:
- Un 40% de personas sufren de dispepsia, pero no visitan al médico profesional
- Esta enfermedad representa el 5.2% de las visitas a los gastroenterólogos.
- Un 50% de los pacientes afectados con dispepsia llegan a tener esta afección como un malestar crónico.
Síntomas:
- Nauseas
- Vómitos
- Eructos
- Hinchazón abdominal
- Digestión pesada
- Acidez
- Regurgitaciones
- Ardor del estómago
Las causas de la dispepsia no son fácilmente identificables, y por ello se conocen dos tipos de dispepsias. Dispepsia funcional y Dispepsia orgánica. La primera es aquella que no tiene causas claras; la segunda generalmente se la atribuye a ciertas causas cómo:
- Factores genéticos
- Edad (Generalmente 40 en adelante)
- Dieta y hábito alimenticio
- Personalidad psiquiátrica
- Estrés
- Obesidad
- Estilo de vida sedentario
- Agentes como alcohol, tabaco o ciertos medicamentos.
La dispepsia orgánica puede producir síntomas como:
- Colon irritable
- Gastritis
- Ulcera gástrica
- Obstrucción intestinal
- Vesícula biliar
- Alteraciones en el páncreas
El tratamiento de la dispepsia funcional generalmente no involucra el uso de medicamentos, sino que más bien se trata por medio de una dieta específica y hábitos higiénicos. En el caso de la dispepsia orgánica que provoca síntomas más graves y más difíciles de tratar, lo fundamental es aliviar la causa que está generando los síntomas previamente descritos.
Tratamiento o recomendaciones de la dispepsia en términos generales:
- Dieta equilibrada y rica en frutas y verduras
- Cambios en los hábitos alimentaciones ( Masticar más y lento o no beber mucho líquido durante la comida)
- Comer 5 veces al día sin saltarse
- Evitar estados de estrés y ansiedad antes o después de la comida.
- Reducir el consumo de alimentos grasos y picantes.
- Reducir el consumo de lácteos
- Realizar ejercicio diario
- Evitar el tabaco y alcohol