Todos los meses, el útero se reviste de un tejido llamado endometrio, en preparación para la fertilización de un óvulo. Cuando no sucede, este tejido es eliminado naturalmente a través de la menstruación. La endometriosis sucede cuando el tejido empieza a crecer en otras zonas como ovarios, trompas de falopio, vejiga, uretra y recto y al igual que el resto del endometrio, se hincha y sangra durante el periodo, pero no puede eliminarse totalmente y hay una acumulación de tejido y sangre en el cuerpo. Una de cinco mujeres puede padecerlo.
Esta acumulación es causante de los síntomas de la endometriosis, que son:
- Dolor antes y después de los periodos menstruales.
- Dolor al tener relaciones sexuales.
- Infertilidad.
- Fatiga.
- Orina con dolor durante el periodo.
- Movimientos dolorosos en el intestino.
- Dolor en la parte baja de la espalda.
Aunque es posible que no se presente ningún síntoma y una mujer no se de cuenta hasta que desea tener hijos. De todas maneras, la endometriosis débil es posible que no cause infertilidad. No se sabe cuál es la causa de esta enfermedad crónica, pero se cree que puede ser heredada de madres a hijas. Las mujeres más propensas a desarrollar endometriosis son aquellas que empezaron su menstruación a edades muy tempranas, nunca han tenido hijos, tienen periodos menstruales largos, es decir de 7 o más días o que tienen un himen cerrado que bloquea el flujo menstrual.
El tratamiento de esta enfermedad dependerá de muchos factores, entre ellos, la edad y el deseo de tener hijos. Además se tomará en cuenta la gravedad del dolor para saber cómo se puede controlar en el futuro. Las complicaciones de la endometriosis además de la infertilidad, están relacionadas al dolor pélvico crónico o al desarrollo de quistes grandes en la pelvis que pueden romperse. No es una enfermedad que ponga en riesgo la vida de quien la sufre, pero sí puede afectar la calidad de vida de una mujer. El uso de pastillas anticonceptivas pueden ayudar a prevenir o a retardar la aparición de este problema.