La piel es el reflejo de nuestra salud, de nuestra alimentación y estilo de vida y va experimentando cambios significativos con el pasar del tiempo. Para cuidar la piel, es importante identificar el tipo de piel que se tiene de manera que se pueda tomar las medidas necesarias para hacerlo correctamente. Esta puede ser normal, seca, mixta, grasosa o sensible. Todas las pieles están expuestas al envejecimiento y cada una deberá cuidarse de acuerdo a su tipo y edad.
El envejecimiento de la piel puede ser cronológico o genético, con pérdida de luminosidad, arrugas marcadas y flacidez. El envejecimiento por causa del sol o del ambiente, se puede prevenir con una buena protección solar y cremas emolientes que restauran la barrera de la piel. El envejecimiento hormonal, relacionado con los efectos de la menopausia, que provoca una menor producción de estrógenos favorece a la aparición de arrugas profundas.
Todos estos cambios en la piel pueden detenerse o evitarse si es que se tiene un buen cuidado a lo largo de la vida, con elementos apropiados para cada edad. Se debe empezar a cuidar la piel a partir de los 20 años, cuando ésta, es fresca, joven y luminosa para intentar prolongar ese estado. Se recomienda lavar muy bien el rostro en la mañana y en la noche con jabones o geles adecuados para cada tipo de piel. Limpiar el maquillaje o restos de polución del día. Se puede usar un tónico que permita preparar la piel para la hidratación con una crema de día o crema de noche y el uso de bloqueador solar. Además, una exfoliación a la semana si se tiene la piel grasa.
Durante los 30 años, los procesos metabólicos de las células empiezan a diminuir y la piel se empieza a debilitar y secar, perdiendo elasticidad. De igual manera, la limpieza es primordial para una piel sana, seguido de un tónico descongestionante y de cremas hidratantes y emolientes aplicándose hasta la zona del cuello. Se recomienda usar sueros de vitaminas antioxidantes, aplicar un contorno de ojos y mascarillas con vitaminas una vez a la semana.
En la década de los 40, la piel adelgaza visiblemente y empiezan a aparecer las manchas causadas por la edad. Se pierde la firmeza, el óvalo de la cara empieza a desdibujarse, el cuello pierde firmeza, los poros se hacen más visibles y la circulación más lenta, dando como resultado las bolsas bajo los ojos. Se recomienda además de la limpieza y protección solar normal, usar cremas específicas para la edad, una crema de noche con principios activos más concentrados que la del día, complementos nutricionales ricos en Omega 3, antioxidantes y si se puede, consumir más colágeno por vía oral.
Desde los 50 años, es muy importante continuar con los consejos de limpieza y cuidados con productos especializados para esta edad, pero además tomar más consciencia de tener una vida saludable. Se debe complementar con el consumo de antioxidantes naturales como el té verde, semillas de uva o algunos tipos de berrys, como moras, mortiño y frambuesas. La piel se vuelve más sensible a la hiperpigmentación, por lo que el cuidado del sol debe ser muy importante todos los días y cada dos horas, evitando exponer la piel directamente al sol usando ropa de manga larga, sombreros y guantes. Las cremas hidratantes y nutritivas con acción reparadora y regeneradora de la piel son las ideales para mantener la piel vitalizada. Se recomienda dejar el cigarrillo y no abusar del alcohol ayudará a que el envejecimiento no avance rápidamente.